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LAS REFORMAS ECONOMICAS

En el aspecto económico, la Federación de Rusia es la parte más potente y diversificada de la economía nacional de la antigua Unión Soviética (cerca del 62% de los fondos fijos de producción en 1990) que después de la desintegración de la URSS resultó ser más propicia que otras repúblicas federativas para la independencia económica.

Luego de la liberalización de los precios en 1992, que sirvió de punto de partida para pasar a la economía de mercado, la reformación de la sociedad rusa continuó desarrollándose sin interrupción. A escala nacional se produjeron unos cambios muy profundos. Como resultado de la privatización quedó refrendada gran variedad de formas de propiedad, incluida la privada. Han surgido y continúan surgiendo estructuras tan poderosas como la banca comercial, bolsas, consorcios, asociaciones y pequeñas empresas y organizaciones, cuya participación en la fabricación del producto social va creciendo de modo continuo. Rusia cuenta con más de 950.000 pequeñas empresas que proporcionan un 12% del PIB, garantizan empleo a 25.000.000 de ciudadanos rusos, son fuente de ingresos fiscales en los presupuestos federal y locales. Cobran fuerza los mercados de trabajo y de capitales.

Al propio tiempo, la adaptación de la economía planificada a las reformas de mercado transcurre de modo doloroso, implicando el decrecimiento de la producción industrial y agrícola y provocando fenómenos críticos en diversos sectores de la vida social. La crisis que a finales de la década del 80 y comienzos de la del 90 afectó a la economía era inevitable y fue provocada por los defectos inherentes a la economía centralizada autoritaria que se afloraron en toda su plenitud. La caída de la producción, los precios fijos y el impetuoso incremento de ingresos monetarios de la población sin cobertura mercantil fue un conjunto de factores que minaron la economía en 1991. A finales de este año se trataba de salvar la economía frente a una bancarrota y de proteger el país contra el hambre. En tales condiciones, Rusia no solo pudo sobrevivir, sino también logró mejorar en 1996 en grado considerable la situación en algunos aspectos de gran importancia, entre los cuales se puede mencionar la creación del mercado de consumo, el dinamismo de producción en una serie de sectores, el déficit presupuestario y el mecanismo de cobertura, las exportaciones, la balanza comercial y las reservas de divisas. Si hace cuatro años en Rusia se hablaba de la estabilización financiera y de la superación de una hiperinflación de más de 200-300% anuales como de una meta inalcanzable, en 1996 la inflación constituyó un 20% y pico, lo cual es seis veces menos que en 1995 y casi 40 veces menos que en 1993. Notablemente ha mejorado la situación del presupuesto federal que en 1995 se redujo común déficit del 3% del PIB. Además, la financiación del déficit se realizó fundamentalmente con ayuda de los métodos no inflacionarios. Ya en 1995 se perfilo una clara tendencia de estabilización macroeconómica. Se detuvo en grado considerable la caída de la producción. En 1995, el volumen del PIB disminuyó en un 4% frente al 13% de 1994 y el de la producción industrial decreció en el 3% y en el 21%, respectivamente. Aumento la producción en las industrias ferrosa y no ferrosa, química, de petróleo y gas, se incremento la fabricación de coches ligeros y la construcción de viviendas. Se registró un notable saldo positivo de la balanza de comercio exterior y se acumularon considerables reservas de divisas.

Se puso fin al monopolio de comercio exterior. En Rusia ya no existe ningún tipo de restricciones especiales para las operaciones económicas exteriores. Fueron derogadas las exenciones aduaneras infundadas. Desde mediados de 1996 fueron anulados los últimos aranceles de exportación. Las importaciones se regulan exclusivamente por las tarifas de importación basadas en los reglamentos y las normas de la Organización Mundial de Comercio.

Hoy en Rusia esta construida de hecho la carcasa de relaciones de mercado, la cual se asienta en una sólida base económica e ira complementándose con todos los mecanismos modernos necesarios para crear un medio cualitativamente nuevo en Rusia y capaces de asegurar unos vínculos fiables con la economía mundial. Rusia ha lanzado un enorme empréstito con emisión de euroobligaciones. Una serie de bancos rusos son participantes plenos del mercado de crédito civilizado y basado en la confianza.

Al mismo tiempo, sobre la situación socioeconómica del país ejercen una influencia perniciosa los "factores desestabilizadores": la excesiva diferenciación del nivel de vida, la caída de la producción, el desajuste de muchos mecanismos financieros y de pago, la insuficiente adaptación de una gran parte de la población a las nuevas condiciones de mercado. Aun no se ha realizado la reorganización estructural a favor de la industria que requiere elevadas inversiones científicas. Tienen lugar los retrasos de pagos salariales y de pensiones, pese a que el Gobierno hace todo lo posible para resolver este problema. La situación del mercado de consume alimentario se ve complicada por la recesión de la economía agropecuaria. En general, la situación del complejo agroindustrial continua siendo complicado. En realidad, lo que experimenta ahora el sector agrario no se puede llamar desarrollo sino supervivencia. La reforma agraria va a paso muy lento.

El Gobierno considera que las importantes medidas orientadas a apoyar la agricultura pueden ser la concesión de empréstitos mercantiles, el desarrollo de las uniones y de los bancos de crédito en el campo.

Hasta ahora no se ha logrado superar la situación desfavorable en materia de inversiones. En 1995, las inversiones básicas según todas las fuentes de financiación constituyeron cerca de un tercio del nivel de inversiones del ano 1991, aunque en 1995 los ritmos de recesión de la actividad inversionista disminuyeron en dos veces.

Al 1 de enero de 1996, el monto total de inversiones extranjeras en la economía rusa constituyo alrededor de 6.700.000.000 de dólares, incluidos los dos mil millones del año 1995, lo cual es muy poco, teniendo en cuenta las potencialidades de Rusia. El Gobierno ruso se plantea el objetivo de alcanzar para finales de siglo la cota de veinte mil millones de dólares de inversiones extranjeras.

Según ha declarado en el Foro Mundial Económico de Davos el Presidente del Gobierno de Rusia, hace cuatro anos exhortábamos a los capitanes del negocio mundial a activar sus inversiones en Rusia sin mucha esperanza ante todo porque prácticamente no existían condiciones legislativas, fiscales y psicológicas favorables para recibirlas. Tampoco hoy estamos contentos con el monto o los resultados de las inversiones extranjeras en Rusia. No obstante, han cambiado cualitativamente las bases económica y jurídica para su afluencia. Han bajado en flecha los riesgos económicos y políticos, ha aparecido el interés hacia la cooperación con los inversionistas a nivel federal y, lo más importante, a nivel regional; de hecho el rublo ya es moneda convertible. Ha pasado el periodo de dudas y de indecisiones. Llego la hora de actuar. Rusia permanece firme en la plataforma de reformas de mercado. El Presidente y el Gobierno tienen un concrete programa de actividades y están dispuestos a llevarlo a cabo de manera irrestricta.

El Gobierno considera que su tarea principal consiste en garantizar las condiciones para mejorar la situación en la esfera social. A tal efecto han sido adoptadas una serie de medidas en la política del Estado relativa a la remuneración del trabajo, la seguridad social, la solución del problema de desempleo y de construcción de viviendas. Se supervisa la observancia de los derechos de los ciudadanos en materia de las relaciones laborales. El programa de construcción de viviendas para los rusos, titulado "Casa particular", esta destinado para mejorar las condiciones de vivienda de la clase media. En este programa esta prevista la concesión de créditos por un plazo de 10 a 15 y, posteriormente, hasta 25 anos, en condiciones de seguros estatales y con la participación del presupuesto público.

Sin embargo, al rectificar la política económica en el sentido de la disminución del costo social de las reformas de mercado, el Gobierno no renuncia a los principales instrumentos de mercado de gestión económica y también en futuro aplicará una rigurosa política financiera, rechazando las medidas populistas capaces de socavar el presupuesto.

El análisis muestra que hemos pasado la etapa más importante de la reformación de la economía rusa. Ha llegado la hora de los cambios estructurales. El Gobierno ha elaborado el programa a medio plazo "La reorganización estructural y el crecimiento económico" hasta el año 2000. Sus principales objetivos son:

    • lograr, para finales de siglo, un estable crecimiento económico, basado en la enérgica actividad inversionista, en una moderada inflación y en un déficit presupuestario controlado (del orden de 2% del PIB):
    • llevar a cabo las transformaciones institucionales que sean necesarias para un funcionamiento eficaz de la economía de mercado y que garanticen los derechos de propiedad, la competencia, la regulación de monopolios naturales, la consolidación de la ley y del orden legal, la incentivación de cambios estructurales progresistas en la producción y en las exportaciones, el aumento sobre esta base del poder de competencia de las empresas y la reducción de industrias ineficaces.